La fase limpieza es la más importante de nuestra rutina de belleza porque si la piel no está bien preparada, los productos que apliquemos a continuación no van a penetrar correctamente. Para conseguir una higiene óptima hay que evitar estos tres fallos:
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Frotar mucho
Si frotamos demasiado en la fase limpieza, vamos a provocar inflamación que es uno de los peores aliados de nuestra piel. Tampoco es conveniente utilizar exfoliantes agresivos, es preferible repetir este paso dos veces a la semana pero realizando un peeling suave.
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Limpiarte la cara de pie.
La tensión de los brazos hace que los movimientos que hacemos sean más bruscos y rápidos. Precisamente porque no es una postura cómoda, no le dedicamos el tiempo necesario a esta fase tan importante. Lo ideal es que nos sentemos frente a un espejo y dedicar 5-10 minutos a limpiar la piel en profundidad.
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Usar productos inadecuados
Es importante utilizar limpiadoras que no agredan la piel, a ser posible que sean lo más naturales posibles para no alterar la flora cutánea. Hay que evitar los jabones y apostar por las emulsiones que al mismo tiempo nutran en profundidad.
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Olvidarnos del tónico
Tras la limpieza hay que tonificar para mejorar la hidratación y la absorción de los activos. Estas fórmulas además, mejoran el aspecto de los poros al equilibrar el manto ácido de la piel.
Aquí tienes nuestras limpiadoras preferidas:
Desmaquillante Rosa Damascena: ideal para pieles sensibles, deja la piel calmada y desprende un aroma delicioso
Digital Mist: puedes usarlo para retirar los restos o para tonificar, siempre ayudándote con un disco desmaquillante,
Yellow Beldi Soap: para pieles normales y grasas, purifica y trata el acné.